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Malcom Bidali, abusos laborales en Qatar

Varios trabajadores pavimentan un camino entre carriles en el paseo de la Corniche en Doha, Qatar, poco después de la puesta de sol a la luz de las linternas. © Picture alliance/dpa/Christian Charisius

Blog

Malcolm Bidali, la voz contra los abusos laborales en Qatar

Por Alberto Senante (@asenante), colaborador de Amnistía Internacional,

Malcolm Bidali, un joven guardia de seguridad keniano, denunció en un blog las inhumanas condiciones que los trabajadores migrantes tienen en Qatar. Su activismo le llevó a estar detenido y a tener que salir del país, pero las autoridades qataríes no han conseguido lo que pretendían: su silencio.

Tu hogar está donde tu empleador decide”. Ese es el título del primero de los siete artículos que publicó Malcom Bidali entre mayo y octubre de 2020 en una web de la organización Migrant Rights. Entonces, este joven keniano tenía apenas 27 años y trabajaba como guardia de seguridad en Qatar para la empresa GSS Certis International.En su blog, Bidali cuenta su ilusión al ver desde el avión las luces a su llegada al país en 2018, pero también cómo los abusos laborales empezaron incluso antes de comenzar a trabajar, al tener que pagar unos 1.400 dólares para ir superando los trámites del proceso de selección.

El verano es lo peor, permanecemos de pie durante largos periodos tiempo, a veces a la sombra, a veces bajo el sol. Los que tenían la suerte de trabajar en el área comercial y los que tenían cabinas con aire acondicionado eran la envidia del resto. El invierno también era duro, especialmente en las noches de trabajo.

Malcom Bidali, trabajador y activista por los derechos laborales en Qatar.

Malcolm Bidali denunció las inhumanas condiciones a las que están sometidos los trabajadores y trabajadoras migrantes en Watar durante la preparación del mundial de fútbol

Malcolm Bidali. © Private

Con su testimonio, Malcolm Bidali se ha convertido en la voz de los más de dos millones de trabajadores extranjeros que viven en Qatar bajo la kafala, el sistema laboral predominante en todo el Golfo Pérsico y que limita derechos básicos de los empleados.

En sus posts se detallan las jornadas de 12 horas bajo un calor abrasador y el frío de las noches en el desierto, los escasos días de descanso, los retrasos en los pagos, los obstáculos para presentar una denuncia y lo inútil que resultaban las inspecciones. También las condiciones fuera del trabajo, donde ocho o diez personas tenían que dormir hacinadas en habitaciones de menos de 20 metros cuadrados.Hay cuatro cuartos de baño para 54 personas. Es deshumanizante”, resumía Malcom Bidali. Sin embargo, el guardia de seguridad keniano se sentía afortunado “porque en otros lugares las condiciones son aún peores”.

A través de sus textos podemos hacernos una idea de los problemas cotidianos de los trabajadores y trabajadoras migrantes que están en Qatar: el aumento de precios de los alimentos tras la irrupción de la COVID, las dificultades para tener una vida familiar o cierta intimidad, los lamentos sin fin en los grupos de whatsapp…, etc. Todo ello en uno de los países más ricos del mundo.

Otros solo pueden permitirse una comida al día, o lo que se parece a una comida, mientras esperan la oportunidad de poder volver a trabajar y ganar su salario completo.

Malcolm Bidali

Malcolm Bidali: detención y desaparición

En mayo de 2021, Bidali fue detenido y encarcelado durante un mes. La acusación: recibir dinero de “un agente extranjero” para “distribuir desinformación dentro del Estado”. Una semana antes, Bidali había realizado una presentación pública sobre su experiencia como trabajador ante varias organizaciones y sindicatos. Durante unos días, el bloguero estuvo desaparecido y algunas organizaciones como Migrant-Rights.org, FairSquare, Human Rights Watch y Amnistía Internacional, se pusieron en contacto con las autoridades qataríes para exigir que se diera a conocer su paradero y alertar públicamente del temor de que su detención se debiera únicamente a su defensa de los derechos de los migrantes. Tras un mes, Malcolm Bidali fue puesto en libertad pero se mantuvieron los cargos contra él.

Tras el juicio, Malcolm abandonó Qatar y puso rumbo a Kenia. Fundó una organización para ayudar a sus compatriotas porque “no quiero que nadie vuelva a pasar por lo que pasé”. Desde Migrant Defenders informa a sus compatriotas sobre la situación en los Estados del Golfo y las violaciones de los derechos humanos y laborales que sufren los trabajadores migrantes.

Familiares y allegados llevan el cuerpo de un trabajador migrante fallecido en Qatar como consecuencia de las inhumanas condiciones a las que estaba siendo sometido

Familiares y allegados llevan el cuerpo de un trabajador migrante nepalí fallecido en Qatar, el 19 de junio de 2020. © Narayan Maharjan/NurPhoto

Condiciones laborales en Qatar, el poder de la kafala

A pesar de las promesas del gobierno y de ciertos avances en la legislación, Amnistía Internacional ha comprobado con el sistema de patrocinio de las empresas que la kafalano sólo sigue vigente en Qatar sino que algunas de sus prácticas más abusivas contra los derechos humanos han resurgido.

Por ejemplo, desde el año 2016, Qatar ha introducido una serie de reformas legislativas para permitir la libertad de circulación de los trabajadores y trabajadoras con el objetivo de que tengan una mayor movilidad laboral. También ha prometido mejoras salariales y el acceso a la justicia en los casos de abusos contra los derechos humanos de los trabajadores. Sin embargo, en la práctica, las empresas continúan controlando sus permisos de residencia y cualquier denuncia puede poner en peligro su permanencia en el país. Una situación particularmente abusiva para las trabajadoras domésticas debido al aislamiento que sufren, dado que su vivienda es al mismo tiempo su lugar de trabajo.

Por otra parte, las autoridades siguen sin investigar las miles de muertes de trabajadores que podrían haber sucedido desde que se designara al emirato como sede del Mundial. Algo que impide a sus familiares conocer la verdad sobre su fallecimiento y recibir cualquier tipo de indemnización.

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